dijous, de juliol 26, 2007

Bajo el mismo cielo

Sonreías cuando inventaba sombras chinas en tu vientre. Aunque tu canción favorita sugería que quizá mañana estarías llorando. Tú te abrazabas los pechos y te doblabas de tanto reírte cada vez que la silueta del perro quiso morderte el ombligo. Y luego te sacudías las cosquillas a sabiendas de que ahí se iban a quedar. Y luego mimabas con tus labios el trozo de mí que más cerca te quedara para luego ir buscándome.

But I fear tomorrow I’ll be crying

Poco importa, hubieses pensado de pensar en algo más que llevar mis manos a tu pecho. El futuro no era más que esperar que mi boca, que ya empezaba a caer, encontrase de nuevo tu sexo ¿Qué es un poco de dolor? Nada. Perdidas en escenas de Emmanuelle y tú en la película de saliva haciendo ruta vientre abajo. Impacientes en una habitación olvidada a cientos de kilómetros de la vida mundana e impacientemente empujándola aún más lejos cada vez que nos olimos. Nosotras dos. Comparado con esto, el dolor no es nada: a penas un pequeño susto en ese verano que inventamos. Algo más de que reírnos. Nos conquistamos en ropas blancas que al poco besaron suelo, y resguardadas por un velo que caía del techo sobre nuestros cuerpos desnudos nos dejamos los cinco sentidos en las carnes de la otra. Y no preguntamos. Sin saber muy bien qué hacer hicimos tímidos e inocentes nudos de marinero con nuestros cuerpos para no dejar escapar ni un poco del calor que empañaba todo. Y temblando y resbalando nos hicimos fuertes. Hasta sentir estremecerse el cuerpo con mil escalofríos en desbandada hacia el cielo. Hasta no diferenciar las lágrimas que nos pertenecían. Y cuando nos regalamos lloraban también los cuadros y vidrios, y les dibujamos las mejillas para hacerlos sonreír.
Camisetas anchas para pasar el sueño y tus pies fríos en mis tobillos. Al final nos quedó desechar los años que nos sobraban y que habíamos perdido, todo para volver a ser niñas que sólo saben ser felices. Y luego repartirnos los segundos para echarnos de menos el resto de la vida. Para echar de menos ese momento cada vez que nos venzamos con tanta sonrisa de mentira y cada vez que nos miremos en un espejo. Después de haber inventado juntas cada segundo. Castillos negros sobre la arena. Mi niña con cara de niño travieso. En distintas esquinas pero bajo el mismo cielo. Siempre. Siempre.

BSO - Con las ganas, Zahara

Etiquetes de comentaris: